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Sociedad 5.0: el concepto japonés para una sociedad superinteligente


Tema

Japón ha desarrollado un potente concepto, Sociedad 5.0, como estado ideal hacia el que debe avanzar el país para sacar todo el provecho posible de las transformaciones tecnológicas en curso, de modo a beneficiar al conjunto de los ciudadanos, sin que nadie se quede atrás, y resolver problemas que plantea la evolución de aquel cuerpo social.

Resumen

En los últimos años, Japón ha ido desarrollando un concepto para resolver sus propios problemas (envejecimiento, natalidad y competitividad) y aprovechar los avances tecnológicos para construir un país y un mundo mejor: el de Sociedad 5.0, en la que nadie se quede atrás. Se trata de poner a la persona en el centro de las transformaciones tecnológicas en curso en la 4ª Revolución Industrial, y en este sentido societal va más allá del concepto alemán de Industria 4.0, o del Made in China 2025. Impulsado por el Gobierno y por la federación empresarial Keidanren, carece de organización y de presupuesto, pero alimenta muchas iniciativas como la próxima Estrategia de Inteligencia Artificial y la iniciativa de Industrias Conectadas impulsada por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria. Japón quiere que sea una aportación al mundo, también para favorecer el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo sostenible para 2030.

Análisis1

Introducción

En 2015, bajo el impulso del primer ministro Shinzo Abe, el Gobierno japonés, junto a la federación empresarial (patronal) Keidanren, lanzó su concepto de Sociedad 5.0, que posteriormente refinó. Para algunos analistas, como Lorenz Granrath,2 coordinador de innovación en el Instituto Nacional Japonés para Ciencia y Tecnología Industrial Avanzadas, es un concepto más apropiado que el alemán de Industria 4.0 pues pone a la sociedad, y no solo a la industria, en el centro de la revolución tecnológica en curso. El objetivo es lograr una “sociedad superinteligente”, que no deje a nadie atrás. Se trata de un concepto, o de una estrategia, que carece de una organización, no contempla objetivos parciales (benchmarks) cuantitativos, ni un presupuesto concreto.

El concepto alemán tiene su origen en la estrategia de alta tecnología del Gobierno alemán, de 2014, que definía seis campos prioritarios: la economía y sociedad digital; la economía y la energía sostenible; un entorno innovador del trabajo; la vida sana; la movilidad inteligente; y la seguridad civil.

Sociedad 5.0 se llama así porque sus proponentes consideran que ha habido antes cuatro tipos de sociedades: la Sociedad 1.0 de caza y recolección; la Sociedad 2.0, agrícola; la Sociedad 3.0, industrial; y la Sociedad 4.0, de la información (con un número de adelanto respecto a las revoluciones industriales (RI), de las que en la actualidad nos encontramos en la Cuarta).3 Estamos, según esta visión, ahora viviendo la integración sofisticada del ciberespacio (la información) y del espacio físico (el llamado mundo real) que ha de conformar la Sociedad 5.0, centrada en los humanos, en las personas. Si la creación de conocimiento a partir de la información la realizan los humanos en la Sociedad 4.0, en la siguiente fase de la sociedad humana, la harán sobre todo las máquinas, a través de la Inteligencia Artificial (IA), pero al servicio de las personas. Es una idea que se está haciendo muy presente en diversas estrategias nacionales (y europea) en materia de Inteligencia Artificial o de agenda digital.

Figura 1. La nueva Sociedad 5.0


La historia del concepto

El concepto de Sociedad 5.0, sobre todo el enfoque societal y el de “sociedad superinteligente”, surgió por primera vez en 2015 en el marco del 5º Plan Básico de Ciencia y Tecnología para 2016-2021,4 y fue impulsado por la Oficina del Gabinete del primer ministro, Shinzo Abe, que la presentó al mundo en la feria CeBIT de Hannover de 2017, y de Keidanren, la Federación Empresarial (patronal) japonesa. Sus orígenes hay que encontrarlos en el contexto de la Iniciativa para la Revolución Robótica en Japón de 2015-2016, una respuesta a lo que se estaba pensando en Europa, especialmente en Alemania con su Industria 4.0, y a la estrategia Made in China 2025 por parte del vecino gigante asiático. Resultaba “esencial para Japón generar una visión de la sociedad que desea crear y adoptar las reformas necesarias para ello”. Es un ejercicio de prospectiva entendido no como una manera de prever el futuro, sino de hacerlo posible. “Consideramos qué tipo de sociedad queremos crear más que tratar de prever el tipo de sociedad que será”, explican los responsables y los documentos oficiales.

El procesamiento de datos masivos (big data) se está volviendo demasiado complejo para que los humanos lo entiendan, pero la Inteligencia Artificial (IA), que se puede ver como una “distribución y mercantilización de capacidades”, puede ayudar. Y en esto, el concepto de Sociedad 5.0 es más rico y pertinente que el de Industria 4.0.

El desarrollo del concepto y la estrategia de la Sociedad 5.0 está impulsado por el Consejo para la Ciencia, Tecnología e Innovación. Catorce ministerios están implicados en este, especialmente los de Educación; Economía, Comercio e Industria; Sanidad, Trabajo y Bienestar; y Agricultura.

Posteriormente, Sociedad 5.0 se ha situado como elemento central en la Estrategia Integrada de Innovación (aprobada en junio pasado, de 2018 en adelante),5 parte de los planes nacionales “para hacer de Japón el país más innovador”. Pero el desarrollo de la Sociedad 5.0 como tal carece de un marco presupuestario concreto.

Mucho se coordina a través del SIP (Programa Interministerial de Promoción de la Innovación Estratégica), establecido en 2013 y que cuenta con un presupuesto para el año fiscal 2018-19 de 55.500 millones de yenes (433 millones de euros). El objetivo en el 5º Plan era que la inversión pública y privada en I+D fuera de al menos el 4% del PIB (el 1% del PIB, como mínimo, la del Gobierno). Si el crecimiento del PIB se sitúa de promedio en un 3,3% anual, entre 2018 y 2022, la duración del Plan Básico, la inversión gubernamental en I+D podría aproximarse en este período a 26 billones de yenes (unos 210.000 millones de euros). En 2017 el presupuesto público para la IA fue de 77.000 millones de yenes (600 millones de euros) y, para la segunda parte de los SIP (2018-2022), de 150.000 millones de yenes (1.170 millones de euros).

El SIP, en su primer estadio (2014-2018), se ha centrado en 11 desafíos, entre ellos: gestión de infraestructuras, resiliencia ante los desastres naturales, diseño y manufactura innovadora, portadores de energía (bajo carbono, hidrógeno), ciberseguridad, sistemas de conducción autónoma, exploración de recursos oceánicos, electrónica para la energía, materiales estructurales para la innovación, agricultura, bosques y pesca de próxima generación, y tecnología innovadora de combustión.

En su segundo estadio (2018-2022), se centra en 12 desafíos: tecnología con base en el ciberespacio (usando tecnologías de big data y de IA) y en el espacio físico, seguridad (para la creación de una sociedad segura del Internet de las Cosas, IoT), sistemas de conducción autónoma, desarrollo de materiales, tecnología de base cuántica, agricultura y biotecnología, energía y medio ambiente, prevención y gestión de desastres, sanidad y cuidado médico, logística terrestre y marítima, y tecnologías oceánicas.

Funcionarios de la Oficina del Gabinete y otros analistas consideran que Japón dispone de fortalezas en materia de conducción autónoma, desarrollo de nuevos materiales, energía y medio ambiente, prevención de desastres, biotecnología y sanidad. También puede competir internacionalmente en manufactura robótica, atención médica, IoT, analítica de big data, redes, computación de borde (edge computing), sensores, interfaz humana, tecnología de materiales y nanotecnología, y tecnología cuántica. Además, aspiran a construir en tres años plataformas de intercambio de datos entre dominios, de modo que gracias a la IA sea operativas en cinco años. Las mayores debilidades de Japón se refieren al mantenimiento de plantas y la comunicación de datos.

Estrechamente vinculada al concepto de Sociedad 5.0 estará la Estrategia de Inteligencia Artificial en elaboración,6 esperada para abril o mayo de 2019, que también se centrará en el ser humano, incluido un factor que se considera crucial: la formación de recursos humanos, pues en Japón faltan personas capacitadas para utilizar la IA. Hay un déficit en gente formada de cara a esta revolución, un déficit de skills. No hay en Japón suficientes ingenieros para cubrir la demanda, lo que está llevando a dos tipos de políticas. Por una parte, a abrir las posibilidades de inmigración, que estaban muy limitadas, a “trabajadores invitados”, temporales, con buena formación. Por otra a programas de re-formación, re-skilling, de ingenieros. Desde el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI) se ha lanzado un programa de capacitación de los actuales ingenieros a la IA.

La sociedad japonesa en su conjunto, indican en el Gabinete del primer ministro, no está estructurada para facilitar el uso de la IA. Se requiere rediseñar o reestructurar la sociedad para ello. Se trataría de establecer objetivos lejanos tipo moonshot (el viaje a la luna) que puedan generar innovación, aunque estos objetivos no han sido aún definidos. También se aspira a construir una plataforma que permita utilizar mejor todos los datos en todos los sectores.

Hay varias razones propias para el lanzamiento de este concepto de Sociedad 5.0, y las estrategias subsiguientes. La primera es el temor de Japón de quedarse atrás en avances importantes de la 4RI. Japón ve que se está quedando rezagado en muchos campos respecto a EEUU y a China. La segunda es la necesidad de digitalización de la pequeña y mediana empresa.

La tercera razón es la propia idiosincrasia de una sociedad japonesa envejecida (para 2050 un 40% de la población tendrá más de 40 años, con un sector más amplio que va a requerir cuidado) y con baja natalidad (1,44 hijos por mujer), en la que falta mano de obra, tanto que se está planteando abrir la mano en su sumamente restrictiva política de inmigración. También preocupa la despoblación de las zonas rurales.

Se trata de disipar los temores sociales ante el impacto de la revolución tecnológica y los propios problemas de la sociedad japonesa. Desde la administración se afirma que hay opiniones encontradas, por ejemplo, sobre el impacto de la IA en el empleo.

Muchos ministerios japoneses han desarrollado sus propios conceptos partiendo del de Sociedad 5.0. Así, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria ha elaborado el de Industrias Conectadas (“Logros, retos y próximos pasos en la Fabricación con el Internet de las Cosas en Japón”),7 para relacionar la Sociedad 5.0 a los próximos pasos en la manufactura, especialmente a través de nuevos valores creados por distintas conexiones, esencialmente las de cosas con cosas, humanos con máquinas y sistemas/empresas, empresas con empresas, humanos con humanos (diseminación de conocimientos y formación, suministradores con clientes, empresas grandes con pymes, regiones con regiones, campos con digital y distintas formas de colaboración.

¿Qué es la Sociedad 5.0?

El concepto parte del objetivo o deseo de usar la tecnología para crear un futuro mejor. No predice, sino crea. En un horizonte de 10 a 15 años, en que estos desarrollos van a afectar a todos los sectores de la economía y de la sociedad, “La transformación digital –que tiene en su núcleo el Internet de las Cosas, la IA, la robótica y blockchain, junto con los datos– se va a expandir para englobar a todo, a todos y a todo evento”, señala la patronal japonesa. Y va a cambiar las premisas en las que la sociedad se basa.

Una hábil explicación de la Sociedad 5.0 se puede encontrar en el siguiente video divulgativo que muestra cómo las nuevas tecnologías facilitan la vida de una joven colegiala y una anciana en un ámbito rural.





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